El después.

Después de la tormenta siempre llega la calma. Sale el sol, los pájaros empiezan a cantar y todo empieza a verse con un mejor color. Lo que no miramos muchas veces, es que el terreno cambia, las flores florecen de una manera distinta y hay cambios alrededor a los que hay que ir adaptando para seguir con la rutina. En las distintas culturas, religiones y hasta mitologías nos dejan enseñanzas en las que nosotros como seres humanos vamos moldeando y aceptando lo que nos sirve y guardando de pronto para un momento en nuestras vidas que nos vaya a ser útil. La vida está hecha de tropezones, porque nos levantemos de uno, no significa que no podamos caer nuevamente. Vamos aprendiendo de cada paso que damos y después de habernos levantado, somos cuidadosos de no caer en lo mismo y aprender de los errores, aunque nos cueste demasiado aceptarlos.

El Kintsugi en la cultura japonesa, es de las enseñanzas más bellas; cuando un objeto se rompe o daña sus grietas son rellenadas con oro. Es el arte de convertir lo frágil en algo bello y fuerte. Lo transforman y se convierte en un orgullo ya que esa grieta que una vez rompió ese objeto,se convierte en la parte más bella y fuerte. La prueba de fragilidad de esos objetos y de su capacidad de recuperarse son los que hacen bellos. Ellos son expuestos parar recordar siempre que por muy dañado que este algo, puede tener un cambio y una nueva belleza.

Me ha tocado vivir algo que no pedí, pero que no puedo cambiar; lo he aprendido a transformar. Manejando en la carretera y escuchando a mis hijos pelear, una de ellas brava conmigo por qué ya nos regresábamos, me decía que era la peor mamá del mundo. Antes que yo pudiera reaccionar y contestar, Abel Eduardo le dijo: “tú no sabes lo que estás diciendo, no sabes lo que es para mami tener cuatro hijos y además sola, ninguna mamá puede con algo tan difícil y mira a mami cómo nos quiere, no vas a encontrar a otra como ella.”

En el judaísmo, tikkun olam es una frase que se utiliza para explicar cómo el mundo está lleno de rupturas y es nuestro deber arreglarlo. Asume que el mundo tiene necesidad y dolor que se puede cambiar por medio de la bondad y buen ejemplo. Puede ser entendida como una filosofía de vida de aquellas personas que quieren dejar una pequeña contribución al mundo.

Muchas veces pensamos que las cosas sólo nos suceden a nosotros y que no vamos a poder salir adelante, pero es ahí cuando tenemos que darle un giro a nuestra vida y tomar todo lo que hasta el momento nos ha sucedido y sacar lo bueno y cambiar nuestra óptica de la vida. Dicen que las personas después de haber pasado por situaciones difíciles, renacen. La única forma de salir adelante es por medio del cambio. El Ave Fénix es un pájaro de la mitología griega que se consumía por acción del fuego cada 500 años, pero luego resurgía de sus propias cenizas. Es un ave tan fuerte que puede cargar cualquier cosa. Hoy en día, se ha convertido en un símbolo de fuerza, purificación, inmortalidad y renacimiento físico y espiritual. No sabemos la fuerza que tenemos y nos subestimamos como humanos y creemos que ante las cosas de la vida la única solución que tenemos es desfallecer. La realidad es otra, podemos volver a organizar nuestras vidas, sacando todo lo que nunca pensamos que íbamos a lograr y nuestro mundo, visión y metas cambian.

Me he caído, y hasta me han empujado en la vida, pero siempre he tratado de levantarme, no sólo levantarme y seguir, pero levantarme y convertir esa fuerza en un modo de vida y hasta motivación. No es fácil, me cuesta, me vuelvo a enredar y tambaleo, pero busco el equilibrio para poder seguir adelante; no solo por mí, sino por mis hijos y todos los que me rodean. Un cambio de perspectiva de la vida, nos puede abrir los ojos y dar un nuevo aire lleno de alegría hasta en los momentos más oscuros.