Con el pie derecho.

Un año nuevo, nuevas motivaciones y ganas de salir adelante. Deseos que nos ponemos como metas para lograr. Doce uvas que van acompañadas por una petición que queremos para los meses que vienen; un brindis por todo lo viejo y lo que está por venir. Se comienza un capítulo en el libro de nuestras vidas donde lo primero que buscamos es un lápiz nuevo, con la punta recién afilada y con un borrador fuerte y limpio.

No se trata de dejar todo en un listado, pero si en revisar y evaluar lo que nos ha gustado, lo que nos ha pasado, lo que nos ha bajado los ánimos y lo que nos ha vuelto más fuertes para poder mejorar, mantener, cambiar o eliminar de nuestras vidas. No es sólo recordar como un suceso, pero si entender y aceptar las razones por las cuales sucedieron y que aunque no encontremos sentido o respuesta aceptarlas y agradecer.

Ya lo pasado, en el pasado quedó y no nos podemos quedar estancados en lo mismo sin renovarnos y mejorar. Es parte de nosotros, pero no significa que no se pueda salir adelante. Es un nuevo capítulo para encontrarle el gusto y sentido a las pequeñas cosas que son parte de nuestra vida y por muy pequeñas que sean, son más grandes que cualquier cosa material. Recordar al que se fue con alegría, aunque por momentos pueda dar nostalgia y celebrar que fueron parte de nuestra vida dejando una huella imborrable. Apreciar lo que tenemos y no estresarnos por aquellas que le quitan significado a quienes somos y queremos ser.

Quiérete, sólo tienes un cuerpo, es tu templo. Aunque tengamos unos kilos de más o simplemente queramos moldear, no significa que hay que acabar con él. Da, es mucho más gratificante que recibir. Ayuda, abre todos tus sentidos y mira a tu alrededor; el que menos te imaginas necesita de ti, aunque sea una sola sonrisa. Agradece, eso por lo que te quejas para alguien más significa la salvación o un cambio en su vida. Confía, si algo te tiene frenado o sientes que no puedes luchar, no hay problema que no tenga solución. Libérate, no te quedes encadenado a todo aquello que te esclaviza, al hacerlo la vida se vuelve más liviana y tranquila. Sonríe, al hacerlo puedes iluminar cualquier rincón oscuro. Habla, buscando el bien y no destruir lo que otras personas con esfuerzo han construido. Concéntrate, al estar pendiente de otras cosas se te están cerrando puertas que pueden tener el paraíso mas hermoso. Renuévate, saca todos esos fantasmas que te atormentan y te pesan en tus días.

Párate firme ante la vida, es un regalo y sólo tenemos una. Busca cumplir tus sueños, cuesta, pero cuando lo logras es tan gratificante que no hay nada que te haga volver a como eran las cosas antes. Pisa con el pie derecho para iniciar por el camino correcto, que por muy estrecho que lo veas y tengas que dar pasos grandes y algunos cortos, el camino va a ir poniéndose más ancho y el paisaje espectacular. Que no se queden las cosas en el furor de un inicio acelerado y que a los pocos pasos se quede sin gasolina el propulsor de deseos. Lo más importante, busca la felicidad, tu felicidad. Ve con toda y no te frenes.

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA
Si el amarillo atrajera dinero, los bomberos serían millonarios.
Si el blanco atrajera paz, ningún médico viviría nervioso.
Si el rojo atrajera el amor, los seccionaleros nunca se separarían.
De nada sirve usar este o aquel color de ropa en el cambio de año, si no asumimos actitudes nuevas.
De nada sirve usar ropa roja, blanca o comer esta o aquella fruta…
Es necesario hacer propósitos firmes para el 2018, ser mejores padres, mejores esposos, mejores hijos, mejores cristianos.
¡Año nuevo, vida nueva!
Sería bueno proponernos abrazar más, gritar menos, perdonar más, odiar menos, orar más, juzgar menos, agradecer más, quejarnos menos, hacer más, hablar menos, escuchar más, comprender más y amar más!
Es necesario que Jesús ocupe más espacio y tiempo en nuestro corazón, en nuestros pensamientos y que influya más en nuestro comportamiento.
Así, de verdad tendremos un mejor año nuevo.
Eso deseo para ustedes, ¡Abundantes bendiciones!
– Papa Francisco