Hay momentos en que debemos detenernos, respirar, escuchar lo que nuestro cuerpo nos quiere decir. En estos momentos la naturaleza nos está pidiendo ese descanso, una pausa para que escuchemos. Aunque en estos momentos de cambio todos estamos en una etapa de transformación, no es mi primera pausa. Después de muchos meses de no sentarme a escribir lo he vuelto a hacer. Yo necesitaba una pausa de mi misma.
Mi cuerpo ya me había pedido un respiro, pero yo sabía que necesitaba era una pausa. Ya había recibido varias facturas que yo todavía le debía. El año pasado fue un año cargado de emociones, desde la felicidad absoluta hasta el desasosiego. En mi pecho sentía como si tuviera una bomba atómica y en mis oídos retumbaban los segundos pasar. No encontraba explicación. No tenía una fecha de entrega o algún lugar al que tenía que llegar, pero yo sentía que se me estaba acabando el tiempo. Sentía que, si no hacía las cosas en el momento, después no lo iba a lograr. Un afán que solo me tenía cansada emocional y físicamente, que estaba afectando mi día a día.
Pero como toda tormenta, paso. Entendí que era lo que mi mente quería que viviera y que supiera que todo iba a estar bien. Por otro lado, sentía que tenía que seguir escribiendo, que tenia un deber no sólo conmigo y cualquier persona a la que pudiera ayudar, pero también con Dios. Sin pedir permiso lo dejé.
En mayo del año pasado, fue la primera vez que me tocó afrontar un reto que aunque no era físico, me estaba consumiendo; algo muy intimo, pero lleno de bendiciones. Abel Eduardo iba a hacer la primera comunión. Llevaba meses preparándose y tenía miedos, angustias y hacía preguntas que a veces yo no le podía responder, como todos sus amiguitos estaban haciendo. Estaban descubriendo cosas nuevas que a su vez nos tocaban las fibras; a él y a mí.
Me citaron en el colegio, no se explicaban porque el había perdido el interés en todo. no participaba y estaba muy susceptible ante cualquier comentario. La profesora me empezó a explicar que estaban leyendo una historia y de un día para otro había cambiado por completo, hasta su expresión facial. No recuerdo muy bien cuál era la historia ni exactamente cuál era el tema, pero estaba relacionado con algo que ya era parte de nosotros: la muerte. Por otro lado, en esa misma reunión el profesor de religión me hablaba como todos los niños estaban felices que iban a poder recibir a Dios en su corazón por primera vez en compañía de su papá y mamá. Me daba vuelta todo, pero pude hacer las conexiones y les explique que al igual que yo, el estaba sacando su mecanismo de defensa bloqueando todo. Tenía miedo a que llegara ese momento, él sabía que, a diferencia de sus amigos, su papá lo iba a acompañar de otra manera y no física como el deseaba.
Como cualquier padre, lo único que deseaba era poder abrazarlo y poder quitarle todos sus miedos, pero era algo que teníamos que afrontar y tratar de hacerlo de la mejor manera. Yo también estaba haciendo un bloqueo y trataba de no organizar nada para ese día inconscientemente ya que mi deseo era detener el tiempo o dormirme y levantarme después de que todo esto hubiese pasado. Sabía que este nuevo reto solo empezaba y cada vez iba a ir llenándose de paredes que se me iban a caer encima.
11 comentarios en “Una pausa”
Cada vez me convenzo que tus palabras son reconfortantes, aliviadoras por naturaleza y llenas de mucho amor en tu corazón para transmitirnos a todos tu misión en esta vida. Te amo.
Descubrir en tu interior esa fuerza que te ayuda a afrontar pequeñas batallas, te permiten volver al sentir principal de nuestra existencia…Dios. Bien lo dijiste, dejaste de escribir sin pedirle permiso a Él. La muerte de tu esposo te llevo al camino que Dios tiene para ti, puede sonar trillado, pero es una realidad que alimenta nuestro existir… cada situación conlleva a mejorarnos y a mostrar el Propósito De Dios en nuestras vidas. Continúa abriendo tus brazos y recibe, recibe tanto como lo hizo tu hijo al recibir su primera comunión, recibe y luego brinda lo mejor de ti! Mi admiración completa, yo también se lo que es vivir cuando la muerte llega de sorpresa y te quita alguien especial en tu vida.
Extrañaba leerte.🤗🤗🌈
Me encanta volver a leerte 🌸
Extrañaba tanto leerte, siempre dejas una semilla en mi mente y corazón ❤️
Gracias, Me encanta leeerte Mec
Mi admiración hacía ti, tus escritos son maravillosos, no lo dejes de hacer. 💖
Hola no dejes de escribir, me encantan tus historias. Me siento identificada por que mi sobrino que adoro con toda mi alma su papa fallecio y cada vez que llegan estos eventos es demasiado duro aunque tratamos de acompañarlo a el y asu madre mi hna en todo no es lo mismo siempre se siente ese vacio muy grande. Bendiciones 👐
El jue., 2 de abr. de 2020 9:22 PM, mec: perseverancia • resiliencia •
Muchas gracias por compartir tus experiencias con nosotros. Me encanta leerte.
Gracias por volver …. que bueno es leerte, sobre todo sentirte en paz!
Dios ha sido bueno, te ha llenado de su amor y por eso es lo único que tienes para entregar.
El próximo año estaré en esta misma situación. Desde ya pensando en cómo afrontarla con amor y paz en nuestros corazones. Gracias por compartir! Bendiciones.