Ella

Llevábamos dos días en la clínica y el estado de Abel era el mismo, sin ningún cambio para bien o para mal. Yo pasaba la mayoría del tiempo con mi familia; por momentos salía y me encontraba con los amigos que llegaban a preguntar por Abel y a acompañarnos. Nadie se quería mover de la clínica esperando alguna mejoría o cambio. Bajamos del séptimo piso, donde quedaba UCI, al tercer piso donde quedaba el oratorio. Mi mama, mi hermana y mi prima, nos sentamos y cada una estaba concentrada en su oración; rezando el Rosario.

Cada una estaba concentrada, cuando de repente empezaron a caer las cuencas de uno de los Rosarios; era mío, mi favorito, me lo había traído una prima de Lourdes y era con el que yo siempre rezaba. Una a una caían las pepas y se escuchaba como rebotaban por todos lados; como si algo con fuerza hubiera reventado la cadena que las unía. Nosotras solo nos mirábamos atónitas. No sólo me pasó a mi, pero también a mi prima. Mi Rosario no tenia arreglo. Terminamos de rezar y al salir, antes de subirnos al ascensor, les dije: “cómo hay muchas personas viajando en este momento, voy a ver quién está en Medjugorje que me pueda traer un Rosario de allá.” Llegamos al séptimo piso y sentí que alguien me estaba llamando. La sala estaba llena y me di cuenta que era la recepcionista, quien dejo de atender a unas personas para acercarse a mi y entregarme algo. “Aquí le acaban de dejar esto, me pidieron que se lo entregara sin falta.”

Al mirar lo que me acababan de entregar, se me llenaron los ojos de lagrimas. Mi mama, mi hermana y mi prima me vieron así y me preguntaron que era lo que me sucedía. Yo no daba para hablar y con un simple gesto les mostré lo que tenia en mis manos. Me acababan de entregar una bolsita azul, tejida con la imagen mas hermosa y abajo decía “Medjugorje”. -Sólo de pensarlo y tratando de escribir, me tiemblan las manos.- Abrí el zipper y adentro había un rosario con cuencas azules y blancas, unidas con un cordón blanco, y cada 10 cuencas un corazón con la imagen de la Virgen María. Estábamos atónitas y no podíamos creer como algo que yo había dicho al aire, en menos de 5 minutos lo tenia en mis manos.

Al día siguiente, una de las buenas amigas de Abel del colegio, fue a la clínica a visitarnos y me contó que la Virgen de Fátima, de los Caballeros Blancos, estaba en Barranquilla; que se la iban a llevar para Cartagena, pero que si quería hacer un Rosario, en la tarde me la podían traerá la clínica; obviamente le dije que claro que sí.

Esa tarde, cuando llegaron, se me acerca la amiga de Abel emocionada y me dice: “Mary, no se como paso, pero esta Virgen no tenia porque estar aquí en Barranquilla. Ella es sólo para procesiones y ceremonias importantes.” Yo no entendía bien, pero apenas la vi, una vez mas no pude hablar y solo pude abrazar a la amiga de Abel. Era la Virgen grande, con su corona. Yo la veía más divina que nunca. La sala de espera de un momento a otro se empezó a llenar de gente; de lo que me acuerdo es que mínimo habían como 60 a 70 personas. Al terminar, se me acercan varias personas que eran del grupo de encargados de haber llevado a la Virgen y el Caballero encargado me dijo que si quería me la llevaban a mi casa para que me acompañara esa noche.

Cuando llegue a mi casa esa noche, las palabras no son suficientes para describir la belleza y sobre todo la paz que llevaba días sin sentir. Estaba en la mesa de la sala las flores que tenia estaban secas ya que hacían parte de un adorno, pero le habían puesto una veladora y todo se veía hermoso. Le escribí a mis primas y llegaron a hacer un Rosario improvisado, pero lindo. Yo sólo quería dormir a sus pies. La mañana siguiente, me fui para misa de 6:30 am, le escribí a unas cuantas personas que las esperaba en la casa para un Rosario a las 8am. Al salir de misa le dije a mi amiga, que tiene una forma de hablar y de orar de una manera tan linda, que la necesitaba al ladito mío.

-“Martí, ven conmigo para que hagamos un Rosario ahora en mi casa que tengo a la Virgen.”
-“Claro Mary, ¿quien lo va a dirigir?”
-“Jaja cómo así, ¡TÚ!”

Poco a poco se fue llenando mi casa, no sabía dónde se iban a sentar tantas personas, pero sabía que eso no iba a ser problema. Me arrodille ante la Virgen y empezó Marta a rezar. Las palabras eran tan bellas y fluidas, que me preguntaban si ella lo había organizado; claramente yo no le había dado chance de preparar nada. Al terminar se sentía una paz, y yo estaba lista para volver a la clínica a ver a Abel.

Ella se había manifestado de varias maneras para que yo supiera que no estaba sola; que ella estaba conmigo y sobre todo con Abel. A veces nos sentimos solos y que vamos a desfallecer, pero es sólo soltar un poco ya que hay cosas que se nos salen de las manos y no tenemos como cambiar el rumbo; es solo cuestión de confiar y tener fe.

FRIMA MEC

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15 comentarios en “Ella”

  1. Gracias por compartir lo que viviste . Eres una VALIENTE . Que Papa Dios y La Virgencita sigan llevándote para que seas ejemplo y ayuda para muchos. 🙏🙏

  2. Mi Mary bella de verdad que ahora entiendo muchas cosas especialmente tu relacion con ella nuestra madre , como quisiera acercarme mas a ella..
    Gracias por este testimonio me llega en buen momento.

  3. que belleza, mamita Maria siempre manifestandose y cuidando de sus hijos amados!! me encanta como escribes, me he leido todos y eres una guerrera, toda mi admiración para ti!

  4. Mary que belleza. Ahí estaba Mamita María🌹mostrando su amor y apoyo para ti.
    Ella es perfecta🙏🏻
    Apenas me estoy poniendo al día en me mensajes que no había leído, pero incapaz de borrarlos.
    El anterior se me pasó comentarlo.
    Fué el empuje a escribir.
    Cada uno bellísimo.

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