Atrévete

Más de una vez me han preguntado si siempre me ha gustado escribir. La verdad es que en el colegio no me acuerdo haberlo disfrutado mucho y en la universidad muy poco me toco hacerlo por mi carrera. Abrirme y hablar en público siempre han sido de mis grandes temores. Me frenaba cada vez que tenía intenciones de hacerlo, y Abel siempre me empujaba a no quedarme con las ganas. Después de que él murió, en un vuelo de Barranquilla a Panamá, decidí que iba a empezar a escribir sobre lo que había sucedido  sin pensar que en algún momento lo iba a mostrar al mundo. Cada cierto tiempo me sentaba a escribir. Me demoraba, ya que me costaba recordar y revivir los momentos.

Pensamos que la vida es larga y que vamos a tener tiempo de todo. Que lo que no hagamos hoy, lo vamos a poder lograr mañana; nos llegamos a creer invencibles y hasta inmortales. La realidad es que el tiempo es como arena que se nos cuela entre los dedos, por lo general no podemos controlar ni siquiera la cantidad que se pasa. Mis papás siempre me decían: “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.” Por lo general lo aplicábamos con las cosas del colegio. Hoy me lo recuerdo todo el tiempo aunque me cuesta aplicarlo en ciertos momentos. Tenemos algo los humanos, y es que a las cosas que no queremos ponerle atención,  porque al hacerlo nos pueden causar algún tipo de sentimiento, lo bloqueamos.

Sentada un día con un amigo comiendo y hablando, me preguntó qué quería hacer y cuál era mi paso a seguir. Le conté que me gustaría ayudar a otras persona con lo que he vivido, pero que no sabia si la gente iba a querer o le iba a gustar. Sin pensarlo, me preguntó por qué no lo hacía. Yo simplemente lo miré, suspiré, y por primera vez conté que estaba escribiendo. Su reacción fue una mezcla de asombro y curiosidad, mientras que yo solo le contestaba a su mirada que algún día lo compartiría. Me miró y me dijo: “¿Qué te detiene? ¿A qué le tienes miedo? Hágale.” Fue el empujón que necesitaba para atreverme. Gracias a él me atreví y sus palabras no se me salían de mi cabeza. En silencio fui armando el diseño de mi logo y la página de lo que seria mi blog con un amigo. Mientras dos amigas se emocionaban más que yo, llegamos a publicar mi primer escrito, que salió el Día de la Madre.

Por hacerle caso a otras personas, que no lo hacen con malas intenciones, dejamos de hacer lo que nos gusta y/o lo que nos encantaría hacer. Otras veces somos nosotros los que no sacamos el tiempo por no cambiar nuestra rutina o simplemente lo utilizamos de excusa, sin tener en cuenta que la felicidad nos está tocando la puerta,  que al hacer lo que nuestro corazón nos dice vamos a disfrutar la vida. El tiempo se nos acaba y no hemos hecho lo que nos gusta; no hay cómo regresarlo, pero estamos a tiempo de atrevernos.

Que no nos dé miedo. Es mejor atreverse y haberlo logrado o fracasado que nunca haberlo intentado. No caemos en cuenta de las cosas tan bellas que nos estamos perdiendo. Cada vez que nos atrevemos, más de una puerta se nos abre, las oportunidades y momentos se multiplican. No nos imaginamos lo que está después de cada empujón que nos dan o salto que hacemos.

Atrévete a conocer a Dios, suéltale todo; lo que recibirás a cambio nunca te lo imaginarás. Atrévete a amar; no solo a la pareja, sino a la vida. Atrévete a luchar, no por lo que crees que te pertenece, pero si por todo lo que la vida tiene para regalarte. Atrévete a soñar, por lo general con un empujón esos sueños se convierten en realidad. Atrévete a admirar, porque en cada detalle que tenemos a nuestro alrededor tenemos la respuesta de lo que tanto buscamos. Atrévete a vivir, es el regalo más grande que tenemos, pero no es para siempre.

A todos los que me han empujado y me han ayudado a atreverme y no desfallecer, ¡GRACIAS!

Al ser empujado hacia el abismo sin  previo aviso, entramos en pánico, nos desesperamos y hasta perdemos el control. No es sino que nos quiten la alfombra de debajo de los pies para que sintamos que nuestro mundo es inestable y se nos sale de las manos. Al ir cayendo en ese abismo necesitamos muchos paracaídas y sentimos que no van a ser suficientes. Teniendo un poco más de estabilidad, podemos abrir los ojos y empezar a ver el panorama desde otro punto de vista y con una nueva óptica. Sentir cómo la brisa te despeluca el pelo, abrir con fuerza los ojos, ya que por la velocidad de la caída se nos hace casi imposible, y tratar de agarrar ese aire que pasa por nuestros dedos puede hacer que nuestros sentidos se empiecen a levantar.

FRIMA MEC

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16 comentarios en “Atrévete”

    1. Mary que alegria y orgullo que apesar de muchas cosas vividas duras te atrevieras 👏🏻👏🏻👏🏻 Porque estoy segura que con cada palabra que escribes ayudas a muchos. Bendiciones y toda la fuerza del cielo 👼🏻😘

  1. Claudia Gomez de la E.

    MariaE admirable lo que compartes cada semana. Atreverse es una palabra que encierra tanto y que ojala muchos la pusieramos a prueba! Cuanto aprenderiamos y ganariamos como seres humanos……..TQM ❤️

  2. Que inspiradora Mary, leyendolo reflexiono y me pregunto cuantas veces me he atrevido?
    Creo que varias, sin embargo las ganas de levantar mi voz, de manifestar mis puntos de vista de manera respetuosa aun no se hacen realidad . Me invitas a atreverme ! Gracias!

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