Según el diccionario de la Real Academia Española, cambio es acción y efecto de cambiar. Cambiar es dejar una cosa o situación para tomar otra; frecuentemente su contraria. Todo cambio genera resistencia, genera angustia, miedo y muchas emociones que hacen que nos demoremos en lograrlo.
Mi vida, al igual que la de todos, ha estado llena de cambios constantes. Hace poco mas de un año todo se revolvió en mi mundo y me tocó aceptar una nueva realidad, me gustara o no. Era viuda, título al que todavía me cuesta acostumbrarme, responsable y con una gran tarea de criar a cuatro hijos, y aunque cuento con la ayuda de mi familia, son mi responsabilidad, además debo levantarme y acostarme sola. Eran muchos cambios que estábamos teniendo de un día para otro. Quisiera que fuera un chiste de mal gusto y que en realidad nada hubiera cambiado.
Poco a poco nos fuimos adaptando, y algo que nos causaba miedo, frustración, temor, se fue convirtiendo en parte de nuestra rutina, y las cosas fueron decantando. Después de la tormenta siempre llega la calma; aunque preferiría nunca haber tenido que pasar por una tormenta tan fuerte a la que al final sobrevivimos.
Sabía que además de nuestra nueva rutina, tenía que hacer grandes cambios para ayudarnos a salir adelante y continuar con nuestras vidas. Yo no estaba preparada y no quería aceptar lo que tenía que hacer. Empecé por cambios pequeños, soltando un poco con mis hijos y no siendo tan estricta, aunque igual lo era; los horarios eran respetados, pero nuestros planes variaban y vivíamos un día a la vez. Nada lo organizábamos a largo plazo. En la casa no cambió la decoración dependiendo de mis ánimos; cambiaba uno que otro adorno de puesto o simplemente guardaba y sacaba algo distinto. Las fotos eran el centro de decoración del estudio; para mí eran un objeto más, y para mis hijos, aunque había fotos de su papá, pasaban muchas veces por desapercibidas. Esperé. No fue enseguida que tomé la decisión y más bien me demore en quitarlas, pero de un día para otro las fui quitando y quedaron solamente las de mis cuatro hijos en el estudio.
Desde que Abel se puso mal no me provocaba ponerme prendas de color. Cuando falleció, mis colores pasaron a ser el negro, gris, crema y, sobre todo el blanco. Más que por mi, el color que me caracterizaba lo llevaba por mis hijos; no podía dejarles el recuerdo de su mamá solo vestida de negro. El blanco me daba tranquilidad y sé que eso mismo era lo que yo les transmitía a ellos. Para mí, el luto es algo que se lleva por dentro, que aunque estés vestido con los colores mas llamativos no significa que no tengas una gran carga sobre tus hombros y tu alma no haga más que llorar. Como dicen, la procesión se lleva por dentro. Para mí era así, y tenía que sacar todas las fuerzas de adentro y transmitirles que aunque me hiciera falta y el cambio era grande, podíamos seguir adelante. Para mi cumpleaños, decidí que mi alma se iba a vestir de alegría y me arriesgué a ponerme color. Empezó la celebración con un poco de azul y rojo perdidos en un vestido fondo blanco, y cerré con broche de oro: una pinta roja con rosado, me sentía rara, pero pude hacerlo. No fue fácil, pero poco a poco le fui perdiendo el miedo al color y me fui dando cuenta que era solo una fachada, que no tenía por qué tenerle miedo al color solo por lo que pensaban las personas. Yo igual tenía mi montaña rusa de emociones, pero era algo mío y no se resumía solo con la ropa que me ponía.
La pregunta que siempre me hacían era: «¿te vas a mudar?”, seguida por un “creo que es lo mejor para ti y para tus hijos, un nuevo comienzo”. Cada vez que me lo decían más ganas me daban de quedarme donde estaba. La razón, de pronto rebeldía, porque querían decirme qué hacer, pero en el fondo era más que eso. Significaba hacer el cambio más grande: soltar, dejar recuerdos y de pronto borrar recuerdos viejos con nuevos. Yo creo que nunca lo dije, pero ese miedo que me entraba de cerrar el capítulo de verdad me causaba escalofríos.
Después de haber sobrevivido a Navidad –verdaderamente pensé que no lo iba a lograr- solita decidí aceptar que nuestra mejor opción era mudarme. Cuando se lo dije a mi familia no me dijeron mucho, pero sé que por dentro se les iluminaba todo y veían que ese camino que yo había bloqueado solita lo estaba desbloqueando. No dejaba que le dijeran mucho a los niñitos, ya que no quería crearles expectativas. La medición del tiempo de ellos es completamente distinta a la de nosotros y yo sabía lo que eso significaba incontables preguntas como: “mami, ¿cuándo nos vamos a mudar?”. La espera iba a ser un poco larga mientras estaba listo el apartamento que finalmente nos entregaron.
– “¿Mary, ya empezaste a empacar?”
– “Todavía no, pero ya tengo las cajas”.
– “Pero, ¿qué te falta?”
-“¿Qué me falta? Sentarme y arrancar…”
Las personas, especialmente mi familia, me querían ayudar a empacar, pero yo, sin haber empacado solo desempacaba. Incontables veces caminé por todos los cuartos, la sala, la cocina… Busqué cajas y ahí se quedaban. Ahí se quedaban haciéndome compañía. Estaba en negación. Incontables cajas, idas y venidas y fechas límites que me puse, fueron clave. Sin pensarlo organicé, moví y me mudé. Al traer a los niñitos, la calma, felicidad y buen genio que tenían se podía sentir a metros. Las dormidas cambiaron de noches interrumpidas por gritos, miedo o un simple llanto a noches tranquilas y descansadas. Yo sentía una emoción por dentro y puedo decir que hoy no me cambio por nadie y tengo una nueva ilusión. Día a día voy llenando y cambiando los espacios con recuerdos nuevos y respiro otro aire y tengo tranquilidad. Es algo nuevo, un comienzo a un nuevo capítulo de nuestras vidas. Pero no significa que los que ya llevábamos se van a borrar. Me faltan muchos cambios, pero sé que nuestra vida es un libro abierto y cada página va cargada con emociones, momentos y sobre todo vivencias que serán claves para nuestro próximo capítulo siempre y cuando sepamos como escribirlo.
11 comentarios en “Después de la tormenta.”
Siempre mirando el futuro mary🙏👏👏
Mary, me parece que fue ayer cdo te conoci fragil, triste con mucha melancolia; hoy veo como haz ido evolucionando haciendo todo por lograr objetivos por ti y tus hijos. Hoy veo con alegria que esos cambios te sientan bien . Los duros momentos y acontecimientos
de la vida que te ha tocado afrontar, todo eso te hace mas fuerte.
El unico que no cambia ni se muda es Jesus y El ha echo posible que logres tus cambios. Un abrazo tu seguidora fiel . Yo 😘
Me llego al alma
Me llego al alma
Me gusta leer tus mensajes, no me conoces, pero conocí a Abel hace años por mi familia, mi mamá es amiga de mi mamá. Los cambios son duros y la mayoría de las veces dolorosos, pero son parte de la vida, y por increíble que a uno le parezca al principio todo pasa, se calma como dices tú y finalmente llegan cosas nuevas, no necesariamente mejores, pero si buenas. Me alegra que te hayas puesto colores, que hayas logrado mudarte, y que hayas podido encontrar la fuerza interior que seguro no sabías que tenías y solo algo así lo sacó de ti. Tus niños aprenderán de ti que uno sale adelante de todo. Mi mamá se quedó viuda un poco mayor que tu, pero igual con 4 hijos y sin mayor preparación, salimos todos adelante y hoy que soy adulta le agradezco las lecciones que nos dio sin decir nada en esas épocas de la vida. Hoy adulta, me enfrentado a cambios gigantes en mi vida, igual estoy sola con mis dos hijas, cambié de trabajo, la vida me dio un vuelco de 100% e igualmente vamos saliendo adelante, el ejemplo de mi mamá en esos años me viene a la cabeza diariamente, lo mismo les pasará a tus hijos.
Un abrazo.
Me encanta! Que buen ejemplo. Amo todo lo que escribes!!!
❤️❤️❤️
Solo tú puedes dar y abrir tus puertas … pero al compartir, das fuerzas y esperanza a las personas que tienen un difícil caminar. Abrazos
Definitivamente después de la tormenta llega la calma, así es.
Así es. Siempre después de la tormenta vuelves a ver el sol.
Te leeo desde anoche y que bello ser humano eres!tus padres deben estar orgullos de la mujer sensible y forjadora que lograron …Muy seguramente que bello espejo eres para tus hijitos.
Que ironías de la vida una chica a la que doblo en edad,nos de tan valiosos ejemplos de fortaleza y perseverancia🙏.
Cada escrito es tan gratificante que tocas las fibras más profunda de la sensibilidad, mucha lágrimas de emoción sacaste en mi.
Te seguiré porque nunca se deja de aprender.
Te admiro🙏