“¿Que quieres que para desayunar mañana? ¿Que te provoca?”
Mi mamá siempre tratando de complacernos y consentirnos, quiere darnos todo lo que está a su alcance y más ahora que sabía que no había comido bien durante toda la semana. Quería verme feliz aunque fuera por un detalle tan sencillo como algo de comer. La verdad en esos momentos lo que menos me interesaba era la comida.
“Croissant de almendras, mami.”
Sin pensarlo, llamó para que a se los apartaran y pasar por ellos al día siguiente al salir de misa. Mi hermana y su esposo, mi hermanita, mi hermanito, mis cuatro hijos y yo íbamos a dormir en la casa de mis papás; después de una larga semana querían a todos sus pollitos con ellos.
El peso en mis hombros causado por el cansancio falta de sueño y tantas emociones hacía que mis movimientos fueran lentos y por largo rato estuviera en silencio y mirando lejos. No se a que hora, pero acurrucada con dos de mis hijos en la cama, logré conciliar el sueño. Me levantaba cada hora, mi vida y preguntas de mi futuro pasaban por mi mente. Sabía que en este punto ya tenía que dejar todo en las manos de Dios. No era fácil pensar en eso, pero una y otra vez daban vueltas las opciones en mi cabeza. No me imaginaba como sería mi futuro sin Abel, pero tampoco en cuánto tiempo se iba a levantar y en que estado iba a quedar.
A la mañana siguiente, nos fuimos para misa mi mamá, mi tía, mi tío y yo. Me arrodille ante el Cristo y lo mire fijamente durante toda la misa. No había tenido nunca una misa ni un momento tan íntimo con él como ese. Estaba decidida a entregárselo a Dios. Sabía que no podía ser egoísta con Abel ni con mis hijos; por querer tenerlo al lado mío al precio que fuera, iba a tenerlo aferrado a una cama y a unas máquinas. La niñez de mis hijos iba a ser completamente distinta a la que teníamos pensada para ellos.
“Dios, tu que eres grande y misericordioso, haz lo que tengas que hacer y sea lo mejor para Abel, los niñitos y por último para mi; así no sea lo que yo quiero.”
Al salir de misa, fuimos a buscar los croissants que mi mamá había encargado la noche anterior. Yo no había llevado el celular, estaba esperando en el carro, cuando me entró un desespero y quería irme para la casa. Le pedía a mi tía que llamara a mi mamá, que dejara todo así y nos fuéramos. Después de unos minutos, llegó mi mamá y apenas llegamos a la casa, salí corriendo sin esperar a nadie. Cuando subí, no encontré a nadie y pregunté en la cocina dónde estaban todos. La respuesta que obtuve fue solo “se fueron a bañar.” Corrí al cuarto de mis papas y efectivamente el se estaba bañando.
“¿Papi, Abel esta bien? ¿Se puso mal?”
“Dame un segundo nena, ya salgo.”
“¿Papi, qué pasó? ¿Por qué se fue mi hermana?”
“Nena ya salgo.”
Al abrir la puerta, mi papá estaba goteando agua y con la toalla medio puesta. Me miró con unos ojos tristes; una mirada que no se me borra de mi mente y me dijo: “Nena, Abel acaba de fallecer…” Se me salen las lagrimas sólo de recordar ese momento, pero lo que sentí en ese torbellino de emociones fue algo indescriptible. Entre el dolor y el shock, sentía una paz. Sabía que Abel estaba descansando; luchó una semana hasta que su cuerpo no aguantó o simplemente se desprendió de todo y aceptó. Sé que me demoré unos minutos en reaccionar y medio asimilar; hoy en día por momentos me salgo de la realidad y pienso que estoy en un sueño. Llegó mi mamá al cuarto y nos encontró a mi papá y a mi abrazados.
Uno a uno fueron llegando amigos y familiares a la casa de mis papas a acompañarnos. Nos sentamos a rezar el rosario por él. La verdad es que no sabía ni que hacer ni que quería. Caminaba, me sentaba, entraba a los cuartos, iba a la cocina; nada me llenaba. Al llegar el mejor amigo de Abel y su esposa, nos fuimos para mi casa; el era el encargado de todo lo que tenia que ver con la funeraria. Al llegar a la casa, los tres, nos fuimos para mi cuarto. El entró al closet y miraba la ropa; no sabía que hacer ni que buscar. Me puse a su lado y le pregunté qué necesitaba. Con la mirada perdida, me pidió un pantalón y una camisa; se lo entregué y además le saqué sus medias favoritas -unas de líneas rojas con azul-, calzoncillo y correa. Tenía que estar bien vestido como a él le gustaba. Con una voz baja, nos dijo que nos esperaba en la sala; antes de terminar de decirnos esas palabras había desaparecido. Su esposa, gran amiga mía, se quedó en el cuarto mientras yo me arreglaba.
A mis hijos mayores se los llevaron donde la hermana mayor de Abel, donde uno de mis concuñados, escritor, iba a darles la noticia. Guiado por la psicóloga, había hecho una historia para que ellos entendieran y fuera más fácil para ellos. Las dos chiquitas se las llevó una de mis primas para su casa; no era el momento para decírselos a ellas dos.
No me acuerdo en que momento llegué a la casa de mis papás; si me senté a almorzar o si simplemente no comí nada. Ese mismo día era el velorio y misa de cremación. No sentía nada… mi mirada se iba lejos sin estar en ningún punto en específico. Tenía una mezcla tan grande de emociones y sentimientos que el resultado final era nada. Minutos antes de salir, llegó mi hija mayor a la que le acababan de dar la noticia y solo quería estar conmigo.
Al llegar al cementerio, entré a la sala de velación escoltada por mi familia. Estaba muy lleno y muchas personas se me acercaban a darme el pésame. Antes de bajarme del carro, le había pedido a mi papá que quería antes de la misa, un momento íntimo sólo de la familia para poder despedirnos tranquilos físicamente de Abel por última vez. En la sala ya se encontraba la familia de Abel, familiares míos, amigos y personas que nunca había visto. En todo el centro se encontraba él. En un cajón de madera brillante rodeado de miles de flores que habían enviado dando las condolencias. Yo quería el ataúd cerrado, pero no podía quitarle a nadie que lo viera por ultima vez. Yo tenía una guerra en mi cabeza si lo veía o no. Lo quería ver, porque nunca quería dejar de verlo, pero por el otro lado no estaba segura si quería que esa fuera la imagen que iba a tener de él; ya llevaba una semana con una imagen de él inmóvil y con cables por todos lados atormentándome en la cabeza. Entre las personas que me abrazaban y ver el ataúd, la realidad me iba golpeando cada vez más duro. Parte de mi esperaba que en cualquier momento se abriera la tapa y él se levantara.
Se estaba acercando el momento de la misa, mis tías fueron tomando sus posiciones para ir sacando a las personas y pararse en la puerta para bloquearle la entrada a el rio de personas que seguían llegando. Fue difícil, pero se logró. Pudimos tener un momento la familia unida con Abel por ultima vez en la misma sala; aunque su alma no estuviera con nosotros, teníamos a lo que mas nos aferrábamos y era su presencia física. No me acuerdo en que orden, pero salimos de la sala con el ataúd. Quien lo llevaba, no se, pero iba cargado por familia y amigos. Tratando de recordar ese momento se me hace un nudo en el pecho. Sentada al lado de mi papá y mi mamá, tenía a Abel cerca y estaba con flores encima. Transcurrió la misa y yo seguía con mi lucha interna si lo veía o no. Minutos antes de finalizar la ceremonia, le dije a mi papá que yo quería hablar. El hermano y una de las hermanas de Abel, tenían unas palabras y pedí ir primero que ellos. No me acuerdo de todo lo que dije, me tocó pedir que me dijeran que había dicho para poder reconstruir, con lo que me acordaba, las palabras que dije. Cuando estaba ahí, parada en el podio, sé que habían muchas personas.
“Yo nunca hubiera hecho esto, pero Abel siempre me retaba a enfrentar mi peor miedo que era hablar en publico. Se que lo tengo que hacer por él. Abel llegó a mi vida en un momento que yo estaba perdida y no daba un peso por mí misma. Llegó a salvarme y darme los mejores 8 años. Llevo todos estos días pidiendo por un milagro, pero no me había dado cuenta que Papá Dios ya me había hecho ese milagro cuando me puso a Abel en mi vida. A veces nos cerramos tanto esperando un milagro, que no nos damos cuenta de los verdaderos milagros que están pasando en nuestras vidas.”
Después que termine de hablar, siguieron sus hermanos. Celebraban su vida y lo describían con detalles y características que eran únicas en el. Destacando su gran corazón, risa única e inconfundible – que era una mezcla de nervios y burla -, como estaba ahí siempre para ayudar al que lo necesitara sin esperar nada a cambio; así era él. Llegó el momento en el que el padre le ponía agua bendita y pedía para él el descanso eterno, fue desgarrador. Nos acercamos al ataúd y ganó en mi las ganas de verlo por ultima vez. Al instante de haberlo hecho me arrepentí, no era el. Sus facciones estaban completamente cambiadas por el maquillaje y cantidad de medicamentos que había recibido en la clínica. Quisiera no haberlo hecho.
Salimos de la capilla siguiéndolo hasta la sala de cremación. Que palabras dijeron o que se hizo ahí, no me acuerdo. Solo tengo la imagen de unas pequeñas puertas brillantes que se abrían y por ahí pasaban el ataúd. Se me escapaba, se iba definitivamente de este mundo físico, pero me llenaba de tranquilidad que Dios se lo había llevado porque era lo mejor para el e iba a cumplir su mayor anhelo, rencontrarse con su papá que había fallecido muchos años antes.
Aunque es lo único que tenemos seguro cuando nacemos, la muerte es nuestro temor más grande. Pensamos que nunca nos va a suceder, o si, pero lo vemos tan lejos que dejamos de disfrutar de las cosas y las ponemos a futuro sin pensar que nuestra vida puede cambiar en milésimas de segundos, cambiando o llevándose nuestros planes y anhelos. Cuando algo así nos sucede, nuestras opciones y formas de mirar la vida cambian. Somos más conscientes de que la vida es ya y ahora y que lo mejor es disfrutarla de la mejor manera, siempre haciendo las cosas bien.
No ha sido fácil y me he estrellado millones de veces en este año, pero se que Dios tiene cosas grandes para nosotros y que solos nunca nos deja, pero también está en nosotros poner de nuestra parte para aceptar las cosas y salir adelante. Nos cuesta hacerlo y nos aferramos mucho a lo que pasó y lo que ya no tenemos, mirando al futuro sólo con lo que nos vamos a perder, sin mirar las otras puertas y oportunidades que ese futuro nos va a traer.
35 comentarios en “El último adiós”
Mary hello…ya va un año amiga como pasa el tiempo de rapido…llevas un año sanandote y continuaras sintiendote mejor cada día. Besitos
Mary, el espiritu santo te guio para escribir este dificil momento que ayuda a muchos en el mundo en situaciones similares. Dios y la virgen siempre contigo, tus hijos y tu flia. Fortaleza para continuar. Un abrazo gigante .
Gracias por compartir tantos sentimientos y aprendizajes. Hoy eres una de las hijas mas queridas, consentidas y cuidadas de Dios, Él tiene q las viudas debajo de su ala con un manto protector. Además, tienes el mejor de los angeles velandon por ti y tus hijos. Dios te bendiga.
Gracias por compartir tantos sentimientos y aprendizajes. Hoy eres una de las hijas mas queridas, consentidas y cuidadas de Dios, Él tiene a las viudas debajo de su ala con un manto protector. Además, tienes el mejor de los angeles velando por ti y tus hijos. Dios te bendiga.
Esa multitud llego allí a honrar y despedirse de un ser especial Mari, que dejo muchísimas huellas en muchas personas. Gracias por regalarnos esta hermosa historia que se ve que has escrito desde el fondo del corazón… aún para los que no te conocen.
Me encantó la frase: a veces nos cerramos tanto esperando un milagro, que no nos damos cuenta de los milagros que están sucediendo en nuestra vida.
Gracias x recordármelo hoy. Lo necesitaba!
Eres una persona digna de admirar, fuerte y capaz. Lo que haces por tu familia, nos inspira a todos los que leemos tu blog a ser una mejor persona.
Mary sólo tener a Dios en tu corazón y la compañía de Mamita María, te han dado toda esta fortaleza y así con tus hermosas palabras, darnos una lección de vida para los que te acompáñamos. Gracias por regalarnos lo mejor de ti.
Un beso, Mochy
Que bello Mariaelvi, Abel siempre te cuidadara porque eres maravillosa
Querida Mary me honra y conmueve que compartas conmigo esos sentimientos tan profundamente humanos. Como Abraham le dijo a su hijo ,camino del sacrificio»Dios proveera».Dios está bendiciendo tu vida y la de tus hijos y te está concediendo todo lo necesario para continuar la vida con fortaleza, consuelo y esperanza. Gracias por contarme entre tus lectores .
Mi padre partió hace casi 2 años, y me identifico en mucho de lo que escribes …pero lo que importa en mi comentario es que me has enseñado tanto y quiero que lo sepas, gracias! Fuerza mujer, Papito Dios siempre ahí!
Demasiado especial y sentido! Todos los q te conocemos sabemos q has sido una persona unica, sensible, una madre incondicional y estoy segura q Papa Dios te tiene algo grande en el futuro! Sigue adelante q el resto llega solo. TQM!
Demasiado especial y sentido! Todos los q te conocemos sabemos q has sido una persona unica, sensible, una madre incondicional y estoy segura q Papa Dios te tiene algo grande en el futuro! Sigue adelante q el resto llega solo. TQM!
Siempre te lo digo…gracias por compartir y abrir tu corazón de esta manera con todos! Has honrado la vida de Abel…con esta forma de superarte y enfrentar el dolor. La admiración hacia a ti será por siempre amiga linda. ♥️
Un abrazo con mucho carinos a tu hermosa familia, no me cabe duda que saldras adelante🙏
Eres una persona muy especial!! Un abrazote❤
Maria Elvira , no nos conocemos pero quiero decirte que Abel nos inspiró en nuestro viaje familiar que denominamos Cuatro Aventureros, si algun dia nos conocemos te cuento la historia.
Mary como dices tú Dios es misericordioso eres un gran ejemplo a seguir estoy segura que Abel está en el cielo velando por ti y tus hijos abrazo lleno de cariño
Te felicito por el escrito y mas por el valor de escribirlo. A veces nos toma un año y a veces mas tiempo aún, poder aceptar la voluntad de Dios y entender que los tiempos son perfectos. Ten plena confianza y fe que Dios y la Virgen, junto con tu angel Abel, velaran siempre por ti y tus hijos, y los llenarán de bendiciones. Un fuerte abrazo y mucho ánimo y éxitos.
Quisiera tener la virtud de poder cambiar las cosas y llenarte de felicidad , aunque se que tus hijos hacen eso por mi
Te admiro y te quiero
Marie que linda.. gracias por compartir tus sentimiento. Y abrir tu corazón💜💙💚
Eres un ser humano muy especial!
Así es Maria Elvira, Dios nunca nos desampara y agarraditas de su mano el nos va abriendo el camino. Te admiro!!! Eres una guerrera.
Gracias Mari ❤️
Te quiero mucho y a tus 4 hijos. Que belleza todo como lo has recordado y que fortaleza llena de Dios siempre . Eres de admirar y se que Papdios y la virgen seguiran llenandote de milagros como fue Panchi en su momento. Muchos mas vendran para ti y tu bella familia. Te quiero mucho
Amiga lagrimas salen de mis ojos al leer esto!!! Pero solo Dios nos da la fuerza para seguir adelante!!! Cuando sientas que no tienes fuerzas solo clama a El!!! Te quiero y te admiro !!! Y Abelao siempre sirmpre en mj ❤️
Eres de admirar y Tu Fé es la fortaleza para este mundo. Con Tu corazón demuestras Tu Vida.
Leí varios posts y lloré con tu historia, mi papá murió hace año y medio, también en UCI, entendí muchas de tus palabras, yo vivo fuera de país y cuando llegué a verlo sentí lo que describes de los cables y que ya no son ellos, Dios te siga fortaleciendo mujer y gracias por compartir tu historia.
La fuerza de la virgen en ti y cada uno tus hijitos! Sin duda no estás sola, Eres ejemplo de valor, amor y entrega y vive en la certeza que DIos, la virgen y todos los ángeles te llenarán de todas las bendiciones infinitas que te mereces !
No pude contener mis lágrimas al leer esta historia que llena de tanto dolor también de muchas alegrías. Tus hijos el motor q mueve tu ser para seguir adelante y ese hermoso ser q te amo hasta el ultimo día de u vida. Dios continue bendiciendote ♥
Hola sabes me siento muy identificada con todo lo que dices mi esposo fallecio hace 4 meses pero a sido muy duro seguir no se q me sucede no tengo ganas de nada
Te escribo desde el Chocó, y por Diosidencias de la vida he llegado a tu blog. Hace un año estoy pasando por una situación, no similar a la tuya, pero que me ha marcado mucho y ha apagado mucho mi corazón… Gracias porque hoy me recuerdas que existe un único Dios que a cada uno de sus hijos ama genuinamente y que en medio de la prueba da la esperanza de que en Él todo es posible, que fortalece, que restaura, que renueva y sana corazones para vivir una vida de paz y felicidad conforme a su propósito.
Dios te siga fortaleciendo, siga haciendo de ti una mujer sabia y ejemplo para tu descendencia.
Bendiciones
Gracias me ayudas a entender que debo amar, abrazar y disfrutar más a
Mis seres queridos, especialmente a mis hijos. Por que no sabemos ni el día ni la hora.
Gracias por que me voy dando cuenta que perdemos tanto el tiempo dejando de Amarnos. 🙏🏻 Te deseo muchas bendiciones.
No puedo ni siquiera imaginar poder pasar por algo parecido., me enloquecería tengo 3 hermosos hijos y su padre nuestro todo. 😓
Me parece revivir lo que me paso hace 4 años y medio. Mi esposo falleció en casa 2 meses después de un acv. Aún recuerdo el momento estuve con el.spending esos 2 meses muchas cosas como a comunicarnos por que quedó sin habla y con medio cuerpo paralizado. El
Jamás habría querido vivir así. También entregue a dios todo. El último día lo bañé lo abracé me acoge a su lado. Sin ayuda de enfermeras ni nada.no se de donde saque tanta fortaleza. Los días después sentía que no había nada dentro de mi era un zombie y fue muy fuerte viví todas las etapas intenté ser fuerte delante de mis hijos. Y aquí sigo. El amor es eterno fueron 30 años. No creo que haya nada ni nadie que súpere esto. Te abrazo
Hola mujer, por casualidad me encotre con este blog y dejame decirte que sentí cada palabra aqui escrita, llore como decimos nosotros » a moco tendido», me hizo razonar en cuan afortunados podemos llegar a ser con solo tener a la famila junta y en salud.
Se que Dios te ha dado una gran segunda oportunidad a ti y tus hermosos hijos
Te envio un saludo 🤗😘
Gracias Kelly! Amén, gracias a Dios así ha sido.
Saludos!!